domingo, 16 de junio de 2013


UNA ESCUELA FELIZ, UN MUNDO FELIZ

 LOS TRES GRANDES PARADIGMAS EDUCATIVOS


Muchos de los centros escolares responden al modelo proceso-producto. Sin embargo no todos son así. Existen otros capaces de interpretar su realidad e incluso los hay que actúan para transformarla. Aquí van unas pinceladas.

¡Oh qué maravilla!
¡Cuántas criaturas bellas hay aquí!
¡Cuán bella es la humanidad!
¡Oh mundo feliz,
en el que vive gente así!

(La tempestad, acto V, William Shakespeare)


La historia de la investigación educativa ha sido testigo de la creación de tres grandes bloques de pensamiento que han orientado el quehacer educativo y como consecuencia, la realidad social. Estos son: El positivista, el interpretativo y el socio-crítico. Vemos unas pinceladas de cada uno.


1.1. Paradigma positivista:
 En el anterior artículo titulado FabricandoAutómatas, dibujamos su silueta. Se trata de una concepción de la escuela sin alma; un centro productor de no-humanos en cadena.  Una corriente interesada en “capacitar” al alumno para responder al mercado y llegar así al éxito: un final feliz solo posible a través de métodos inamovibles, supeditados a los principios de “eficiencia”, “productividad” y “racionalidad. 


"Se trata de una concepción de la escuela sin alma”


1.2. Paradigma interpretativo:
Este esquema de pensamiento concibe el aula como un “centro social” con una cultura propia. Se aleja de la asepsia positivista y escarba en los sucesos de su propia realidad. En este sistema no importa tanto cuánto hemos producido sino qué calidad tiene lo que hemos enseñado. Los autómatas pasan a ser pequeños con una historia particular que contar. Bajo esta perspectiva ya no se puede predecir qué será de su vida, porque no hay nadie salvo él que la construya. Se concibe entonces como única y sin réplica; un plan inconcluso y permanente abierto al devenir. En definitiva, el Mundo ya no experimenta con él para mejorar sus cualidades sino que es él el que experimenta con el mundo.


“Los autómatas pasan a ser pequeños con una historia particular que contar”


1.3. Paradigma sociocrítico:
 Este da un paso más. No solo comprende al alumno y a sus necesidades; actúa para dar una respuesta. Bajo esta perspectiva, el  niño no solo necesita formarse, sino también despertar en su realidad; participar en ella; liberarse de ella. Aquel que conoce, es capaz de luchar y salir de la marginación y la desigualdad. En una escuela así concebida, el maestro actúa in-situ. Cada actuación está estrechamente conectada con la vida a transformar; si es fallida, se revisa y se vuelve a implementar.



“Bajo esta perspectiva, el  niño no solo necesita formarse, sino también despertar en su realidad”


En resumen, estos son los tres grandes paradigmas educativos. Como maestros, educadores, padres, y ciudadanos pensemos qué modelo deseamos para la formación de nuestros niños. Esta no es una decisión en absoluto trivial. De ella dependerán nuestros futuros vecinos y dirigentes. Si es la acertada,  lograremos nuestro fin último: una escuela feliz y por ende, un mundo feliz.


“Si la ayuda y la salvación han de llegar sólo puede ser a través de los niños. Porque los niños son los creadores de la humanidad “(María Montessori)




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