lunes, 29 de julio de 2013

Niño conflictivo ¿Condenado a ser siempre el señalado?

EL NIÑO CONFLICTIVO

¿Condenado a ser siempre el señalado?

A lo largo de nuestra experiencia como docentes y educadores, han sido muchos los contextos en los que nos hemos encontrado al recientemente bautizado “niño conflictivo”:
Pequeño de no más de metro y medio que se altera, inquieta a sus compañeros, trastorna el ritmo de la sesión y nos perturba ¿Qué podemos hacer ante esta situación? 
Veamos cuáles son los caminos:


LA OPCIÓN TRADICIONAL:

El maestro que sigue esta vía interviene de la siguiente manera:
  • Primero, llama la atención del niño que realiza un comportamiento inadecuado, con todos sus compañeros como testigos.
  • A continuación, le invita a sentarse en la “mesa de pensar”donde es poco probable que sepa qué, cómo hacerlo.
  • Si esto no funciona, suprime su jornada de descanso para realizar tareas escolares a modo de castigo.
  • ¿Aún continúa con su actitud negativa? Entonces le obliga a personarse ante un superior, para que rinda cuentas ante él.
  • -Al día siguiente, y cuando dista mucho tiempo de la conducta incorrecta, le recrimina lo dicho o hecho anteriormente y le advierte de lo que puede pasar si continúa con esa actitud durante la jornada que tienen por delante.

¿Qué pretende el profesor que actúa de esta manera? ¿Lograr que, por su ley y gracia, el niño le obedezca y cambie radicalmente de actitud? No lo sabemos. Sin embargo, sí podemos intuir las posibles CONSECUENCIAS de esta actuación. Algunas de ellas son:

  • El refuerzo de la conducta negativa del estudiante,  al responder a las llamadas de atención constantes.
  • El fomento del  rechazo de sus compañeros y la contribución a la formación de un auto concepto ligado al niño "malo", "el raro", "el del fondo".
  • El aislamiento y el estigma en el aula y en el centro
  • La fumigación con repelente de las áreas curriculares y sus contenidos, y por ende, de las ciencias y las letras de la humanidad.
  • La pérdida de autoridad reconocida del maestro.
  • La ira e incomprensión del que no tiene una segunda oportunidad; del prejuzgado; del que nadie confía.


Pero siempre hay, al menos, otro camino. ¿Qué actuaciones conlleva esta alternativa? Veamos:

LA OPCIÓN HACIA EL CAMBIO

De manera general:
  • Partir del conocimiento de las CAUSAS del comportamiento, bien sean psicológicas, sociales o de otra índole.
  • Comunicar a toda la comunidad educativa la situación e intentar buscar soluciones desde distintos ámbitos y entidades (departamento de Pedagogía Terapéutica, Servicios Sociales, ONGs educativas, asociaciones y escuelas de padres…etc.)

De manera particular:

  •  Dejar hablar al pequeño para que exponga sus motivos, escucharle con atención, intentar comprenderle y prestarle nuestra ayuda.
  • Ofrecerle un cargo de responsabilidad dentro del grupo: de esta manera se sentirá líder (pero en esta ocasión positivo); sentirá que confiamos en él y en su valía; descargará toda su energía acumulada; engrosará los lazos afectivos con sus iguales; demostrará y desplegará todas sus capacidades y potencialidades....etc.
  • Reforzar su comportamiento únicamente cuando sea el deseable, si es posible, delante del resto de sus compañeros, diciendo su nombre mencionando aquello en lo que es bueno y no al contrario.

          Estas son las dos alternativas: la primera, más fácil y de menos esfuerzo, pero en absoluto eficaz; la segunda, mucho más ardua y costosa, pero con verdaderos resultados. Porque el mal llamado “niño conflictivo”, el señalado, no deja de ser eso, un niño, que nos envía constantes señales de necesidad: de atención, de afecto, de escucha, de ayuda. ¿Le vamos a dejar solo en esto?


El Arte de Formarte: Educando para vivir; formando para llegar a ser…Buen camino a todos.





Una vez más te invito a comentar el artículo, a debatirlo y a abrir nuevas vías de debate. Si te ha gustado, no olvides pulsar +1 y difundirlo. 
 Muchas gracias a todos.

Nos vemos en: